Ser sensible a la energía no es una debilidad, es un don.
Pero cuando sientes tanto, puede resultar agotador si no sabes proteger tu energía sin poner muros.
Protegerte no significa aislarte, sino mantenerte en tu centro.
Existen muchas formas sencillas de hacerlo:
- Baños de luz: siente cada mañana una luz blanca o violeta rodeándote.
- Limpieza energética: un baño con sal marina o incienso natural.
- Reiki: equilibra tu campo energético y con los símbolos (a partir del segundo nivel, te puedes proteger).
- Activa tu glándula pineal: para recordar quién eres realmente.
- Límites sanos: decir “no” también es una forma de amor propio.
Cuando tu energía está vibrando en alta frecuencia, puedes abrirte al mundo sin agotarte.
Haz del cuidado energético una rutina igual que cuidar tu cuerpo.
Cada vez que sientas carga o cansancio, limpia tu campo con intención.
No necesitas huir del mundo, solo recordarte quién eres.
Proteger tu energía es honrar tu luz.
Y desde ahí, el amor fluye sin esfuerzo.
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Con cariño,
Sara, Alma Viva







