El cuerpo tiene su propio lenguaje.
A veces grita cuando no lo escuchamos.
Cada molestia, cada tensión, cada síntoma, puede ser un mensaje.
El dolor físico muchas veces es la forma que tiene el cuerpo de pedir atención.
Por ejemplo:
- El dolor de cuello puede estar relacionado con cargar responsabilidades ajenas.
- El dolor lumbar, con el miedo al sostén o la inseguridad económica.
- Los problemas digestivos, con emociones “no digeridas”.
Cuando aprendemos a escuchar sin miedo, el cuerpo se convierte en un maestro amoroso que nos guía hacia el equilibrio.
En la práctica
Empieza por observarte:
- ¿Dónde sientes el malestar?
- ¿En qué momento aparece?
- ¿Qué estabas pensando o sintiendo antes?
No busques culpas, solo escucha.
A veces, una sesión de masaje desbloqueante TNDR o Reiki puede ayudarte a comprender ese mensaje más allá del síntoma y una sesión de Barras de Access hará que tu mente se calme y puedas afrontar el día a día desde otra perspectiva.
Tu cuerpo no te sabotea. Te acompaña.
Te muestra lo que el alma necesita sanar.
Con cariño,
Sara, Alma Viva







